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Hem arribat

Will Faber

1952
Oleo sobre lienzo
Medidas: 64,5x46 cm
Colección de Arte Contemporáneo Español de Naturgy

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Procedencia:
Col. artista / Gal. Dolors Junyent, Barcelona / Dau al Set, Barcelona / Francesc Mestre Art, Barcelona / Gal. Greca, Barcelona / Gal. Dolors Junyent, Barcelona / C. A. C.- Museo patio Herreriano, Valladolid

Firma:
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Exposiciones:
1997 Algol, 50 aniversario, Gal. Greca, Barcelona / 1989 Will Faber, Caixa de Balears, Palma de Mallorca

Bibiliografía:
Cirlot, L., Will Faber, Palma de Mallorca, "Sa Nostra" Caixa de Balears, 1989, 31 y 138, rep. b/n; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 312, rep.c

Comentario:
En 1952 Will Faber llevaba ya muchos años viviendo en España. Primero en Barcelona desde 1932; después en Ibiza, en su Alemania natal durante la guerra civil, y desde 1939 otra vez en la isla y en Barcelona. Su creación artística se había repartido entre la pintura, el diseño gráfico y la ilustración, y aunque su etapa más conocida es su creación informalista, iniciada hacia 1957, Faber atravesó antes un fértil periodo al que pertenece Hem arribat. En él la figuración, esquemática e ingenuista, comparte terreno con la abstracción: una posición intermedia en la que muestra claramente su admiración por Paul Klee. De hecho en 1950, junto a Josep Mª de Sucre, fue uno de los organizadores del homenaje de los artistas barceloneses a Klee en el décimo aniversario de su muerte, siguiendo la iniciativa del que en 1948 se había dedicado al maestro con una publicación ilustrada patrocinada por la Galería Palma de Madrid. La escena de Hem arribat podría calificarse de costumbrista, siguiendo fiel a una temática desarrollada por él en años anteriores: parques de atracciones, retratos de campesinos, o fiestas populares en las que no era ajena la huella del surrealismo. Aquí está constituida por un hombre, una mujer y un niño dispuestos frontalmente hacia el centro de la composición. El espacio en el que se inscriben es plano, pero fragmentado por líneas y planos que evocan una derivación cubista aunque con el dinamismo que le proporcionan líneas oblicuas y planos de color salpicados sobre el blanco fuertemente texturado y táctil del fondo. Se adivinan otros elementos figurativos: un árbol, un pájaro, indicaciones de casas y ventanas, formas flotantes como globos, banderines, etc. Todo ello sitúa a las figuras en un entorno urbano pero más perteneciente a un orden imaginario que a la realidad. Los personajes están trazados como formas geométricas esquemáticas de mirada ausente que parecen inclinarse hacia la derecha al posarse sobre una línea en pendiente, sugiriendo un deslizamiento. Como había hecho Klee, la simplicidad inocente de las figuras, en las que se adivina también el aliento decorativo de la artesanía popular, entra en tensión con un ambiente extraño, una suerte de espacio mágico que retiene la mirada del espectador ante una representación más inquietante de lo que pudiera parecer. Este resorte será empleado por Faber en sus obras abstractas posteriores, en las cuales reaparece un cierto magicismo cósmico. CB

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