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Homenaje a Rothko

Nacho Criado


Madera de cedro de Brasil pintada
Medidas: 180x21,5x700 cm 8 piezas de madera
A.C.A.C. Navarro Generación, S.A.

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Comentario:
En 1970 Rothko se suicidaba en Nueva York. La figura del pintor fue evocada entonces por Nacho Criado en una de sus primeras exposiciones individuales en la galería Sen de Madrid, con una serie de piezas que se encuadraban en la poética minimalista y que supusieron una ruptura radical con las propuestas de la escena artística madrileña de entonces. Con ésta y otras piezas de aquella muestra, el artista se planteó la instalación, que sería una de las líneas que orientarían su creación posterior. Esta obra supone, además, la introducción del color en el esquema minimalista, y de hecho, frente a la neutralidad habitual del minimalismo, esta pieza de Criado basa buena parte de su sentido en el aspecto cromático. Está constituida por varias tablas rectangulares que, apoyándose unas sobre otras formando distintos ángulos e inclinaciones, alcanzan la vertical en la pared. Las tablas crean distintos estratos o fases: una progresión física que afecta al color en su luminosidad y provoca una serie de gradaciones en la escala del negro, contenidas en sus extremos por las maderas pintadas de rojo que actúan como límite visual. Dentro de la estética minimalista en la que se inscribe esta obra temprana de Nacho Criado innovadora en el panorama artístico español, la dedicatoria a Rothko actúa como evocación no sólo de las calidades cromáticas de la pintura de éste, sino también de una idea del arte absoluto que Simón Marchán ha definido como "concepción contemplativa, pura y reduccionista del arte, en la cual ya se contrabalancea lo real y lo virtual".

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